En el mundo existen infinidad de plantas llamativas y especiales que cuentan con algunas propiedades increíbles. De hecho, muchas son utilizadas como productos medicinales, mientras que de otras se extrae su esencia para crear potentes aceites. Esto es algo que ocurre desde hace siglos, prácticamente desde la época de los primeros hombres. Y, a pesar de que han pasado miles de años, a día de hoy estas plantas siguen siendo muy valoradas y utilizadas.
Una de las más populares es la rosa de Jeríco, una planta que se puede cultivar fácilmente en casa que es realmente impresionante. De hecho, ya hemos profundizado sobre ella en ocasiones anteriores como en este post: ‘Descubre la historia de la flor de Jericó’. Sin embargo, hoy no nos centraremos en hablar de sus propiedades, sino que lo haremos en sus cuidados. ¿Qué tener en cuenta al respecto? Te lo contamos a continuación.
Ubicación y clima idóneo
Antes de ofrecerte las respuestas a cómo cuidarla, es importante saber en qué ubicación la plantarás. Debes saber que esta planta es muy resistente, hasta el punto de que puede crecer en los desiertos más secos y climas más calurosos. Lo ideal es que tengan la máxima luz directa posible a lo largo del día, aunque también puede crecer bien con luz indirecta.
Eso sí, igual que resiste bien las altas temperaturas sucede justo lo contrario con las bajas. De hecho, no es capaz de resistir las heladas y lo ideal es que siempre se encuentre en lugares con temperaturas por encima de los 16 grados.
Cada cuánto regar la rosa de Jericó
El riego suele ser uno de los aspectos más importantes en el cuidado de las plantas. Aquí cada planta concreta tendrá unas necesidades que variarán en función a dónde se encuentren y la cantidad de sol que reciban. Sin embargo, sí que podemos darte algunos consejos que deberías tener en cuenta si no sabes cómo proceder:
- En los meses más cálidos necesitará una media de 3 riegos semanales para mostrar su máxima belleza. Y si el calor es muy alto, puede ser necesario aumentar dicha cantidad. Lo ideal es comprobar el estado de la tierra y no regar hasta que esta esté seca.
- En estaciones como la primavera o el otoño, así como en lugares con climas húmedos, los riegos deben ser más espaciados. Puedes poner un plato bajo la maceta y llenarlo de agua, de manera que la planta absorba lo que necesite.
- En climas muy cálidos y secos es recomendable pulverizar agua sobre sus hojas una vez al día, evitando las horas en las que reciba sol directo.
¿Es necesario abonarla?
Una pregunta bastante frecuente sobre la rosa de Jericó es la de si hay que abonarla o no. Lo cierto es que es una planta que no requiere de un abonado frecuente, sobre todo si la calidad del sustrato en el que la has plantado es buena. Sin embargo, en caso de que observes que le faltan nutrientes, puedes recurrir a fertilizantes orgánicos como el humus de lombriz.